Inteligencia Emocional, Autoestima y MicroEmpresas
Inteligencia Emocional, Autoestima y Microempresas
Por: Joaquín A. Izquierdo-McDougall
Toda microempresa empieza a existir en la mente de alguien. Surge de la capacidad creadora de un empresari@ y se realiza por las gestiones consistentes de un emprendedor/a, capaz de animarse a si mism@. La fuerza que mueve una microempresa es la energía que se produce en la mente del empresari@. Mantener el equipo mental en óptimas condiciones es una urgencia para lograr el nacimiento sano y lograr el buen funcionamiento de toda microempresa. Esto se logra mediante el desarrollo de una robusta Inteligencia Emocional.
Las investigaciones sobre las características del líder organizacional exitoso indican con claridad que el factor de mayor peso no es su capacidad intelectual. El sabio manejo de las emociones propias y ajenas tiene más importancia que los conocimientos o destrezas técnicas a la hora de alcanzar los resultados necesarios en cualquier proyecto empresarial. Por mucho tiempo el aspecto emocional fue relegado a segundo plano privilegiando la inteligencia como recurso de mayor importancia. Hoy sabemos que no es así. Logra más quien sabe manejar mejor los recursos –pocos o muchos- que tenga. Esto es más verdadero cuando de recursos mentales se trata. Es de esos recursos mentales que nace y se sostiene la microempresa.
El estudio sobre el manejo de las emociones ha producido suficiente conocimiento como para poder enseñar a todos a desarrollar las cinco capacidades que constituyen la Inteligencia Emocional:
Autoconciencia: aprender a reconocer las emociones propias,
Autorregulación: aprender a orientar las emociones productivamente,
Auto motivación: aprender a generar las energías suficientes y adecuadas para lograr los objetivos deseados,
Empatía: aprender a reconocer y comprender los estados y procesos emocionales de las demás personas y
Relaciones funcionales: aprender a usar las cuatro anteriores para construir y mantener vínculos emocionales funcionales y productivos con los demás influenciando en el ambiente (Goleman, 1995)
Esas cinco destrezas nos permiten emplear la fuerza que procede de las emociones para: (1) Percibir y comprender las causas de la conducta propia y ajena, (2) Emplear las emociones para facilitar el pensamiento y producir respuestas apropiadas y prontas a las situaciones, (3) Manejar las emociones propias y ajenas para generar optimismo, resiliencia (recuperación de los errores o fracasos) y hábitos de higiene mental (Meyer y Salovey, 1990). Todos estos son propósitos diarios para quien concibe un proyecto microempresarial y tiene que diligenciarlo para hacerlo pasar del mundo de los sueños y planes al mundo de la realidad concreta.
La Inteligencia emocional es una tecnología de la mente para que la autoestima funcione bien y genere sus productos más importantes: las motivaciones funcionales. Los psicólogos han definido la autoestima como la manera de sentirnos con nosotros mismos. Es la forma como opera nuestra mecanismo afectivo. Cuando está bien construido –según un auto concepto balanceado- y se mantiene funcionando sanamente hace que todos nuestros centros neurológicos especializados en manejo de información emocional se orienten a generar equilibrio electroquímico (homeostasis). Ese funcionamiento bioquímico se interpreta y se siente como una sensación de seguridad y agrado con uno mismo (aceptación o confianza) y promueve una tendencia a actuar con pronóstico de logro (seguridad o capacidad). Es como si se escuchara un mensaje continuo que afirma en el interior: “Soy querido y soy capaz”. De allí brotan los motivos para funcionar:
Entender: propósito de tener conocimiento cierto de lo que está pasando para poder ubicarme reflexivamente en mi entorno,
Aportar: propósito de identificar y ejecutar las acciones mediante las cuales mis destrezas y capacidades influencien positivamente en lo que está pasando en mi entorno,
Armonizar: hacer posible que todos –aún en la diversidad- tengan oportunidad de participar de los bienes sociales resolviendo los conflictos necesarios para lograrlo y
Autocapacitarse: desarrollar mayor maestría –mas destrezas y mas dominio- en el manejo de las situaciones de la vida personal y profesional.
Estas cuatro motivaciones nos mantienen funcionando (por eso se llaman funcionales) tanto en nuestro interior como en las relaciones con los demás. La Inteligencia Emocional es la tecnología que nos permite recuperar, mantener y mejorar nuestra autoestima.
La Inteligencia Emocional puede aprenderse. Por ello debe formar parte del currículo de cualquier proyecto de capacitación de microempresari@s. L@s emprendedores/as deben capacitarse en el manejo adecuando de su mente: el recurso más importante para llevar a cabo sus proyectos. Así como un deportista tiene que fortalecer su cuerpo –su equipo principal- para mejorar sus resultados un/a empresari@ tiene que fortalecer sus emociones para sobrevivir a las exigencias de crear, desarrollar, mantener y prosperar una microempresa comunitaria. La mayor parte de los casos de fracaso en los proyectos empresariales u organizacionales se pueden atribuir a malos manejos de las emociones de los líderes. Fortalecer la autoestima mediante la tecnología de la Inteligencia Emocional es un asunto crucial todavía menospreciado en los programas de capacitación de l@s líderes comunitari@s y de l@s capacitadores/as de futur@s empresari@s en nuestra isla.