El Nuevo Emprendedorismo
El Nuevo Emprendedorismo
De Revista ME&F
El gurú del emprendedorismo en Brasil, Fernando Dolabela define en su libro, El Taller del Emprendedor (2005) cuál es la función y misión del emprendedorismo. Dice este experto, “el emprendedorismo debe conducir al desarrollo económico, generando y distribuyendo riquezas y beneficios para la sociedad” (p. 47). Esta es la definición de emprendedorismo que promovemos para adelantar un modelo económico inclusivo y que realmente represente lo que debe ser el desarrollo económico y de negocios.
La realidad socio-económica del país exige que comencemos a formar a los/as nuevos/as emprendedores/as con otras definiciones de lo que son los negocios, las riquezas y la justicia. Se trata de un concepto con premisas éticas desde su misma concepción de negocio. Hablamos de otra forma de hacer negocios. Un negocio que se concibe como una actividad que genera riqueza para la redistribución y para
beneficiar a la sociedad-comunidad.
Cuando desarrollamos negocios desde la perspectiva del desarrollo económico comunitario (DEC) y la autogestión, se forma a una persona con otros valores e ideas sobre la riqueza y la justicia. Formamos hombres y mujeres que hacen negocios solidarios, economía solidaria y con visión comunitaria. Hombres y mujeres que generen riqueza para que la misma impacte a la sociedad.
Por supuesto, para formar este nuevo modelo de negocios se requiere de formadores/as que crean, vivan y sientan estos valores. Un proceso de formación para ser efectivo requiere de que el formador/a viva según predica. La prédica de esta nueva forma de hacer negocios, requiere de gente que lo crea y lo viva. Este es el nuevo paradigma al que aspira el desarrollo económico comunitario.
Esa nueva forma de hacer negocios es el reto que tenemos en las organizaciones comunitarias. No podemos hablar de DEC y autogestión si no hay una propuesta para formar otro tipo de negocio en donde la persona humana, la justicia, la solidaridad y la comunidad, sean los principales beneficiarios del quehacer económico. Es una propuesta en donde se destrona al lucro como el fin principal de la gestión de un negocio. Este es el nuevo nombre del desarrollo económico. Esta forma de ver y entender un negocio requiere de una nueva mentalidad.
Una en donde la dependencia como forma de vida se derrota con la mentalidad de la autogestión. Idea que supone la derrota del yo no puedo o yo no soy capaz. Ideas y conceptos que se han utilizado para hacernos creer que no podemos y que es nuestra condena eterna el depender de otros/as. La trampa puesta en la mente de muchos y muchas para que nunca alcancemos nuestro desarrollo pleno como
pueblo y como personas.
Según Dolabela, “investigaciones revelan que el emprendedorismo ofrece grados elevados de realización personal” (p. 31). Desde nuestra práctica en la incubación de microempresas comunitarias experimentamos esos mismos resultados. En el modelo de Incubación de MicroEmpresas Comunitarias© (iMEC), la persona transita por un proceso que va desde la adquisición de conocimiento técnico hasta la transformación personal en donde se descubre capaz.
Frente a una cultura que propone y promueve la dependencia de la persona y la comunidad, a una mentalidad que le afirma su valor y su capacidad de autogestión. Esta es la propuesta del modelo iMEC. Las incubadoras están para lograr este resultado con los participantes. La microempresa como resultado del proceso es importante, pero nunca más importante que el lograr un proceso de transformación personal como el que describimos.
Como decimos en la calle, el emprendedorismo al que aspira el DEC “son otros veinte pesos”. El DEC propone otro modelo económico que no sólo busca crecimiento sino, y más importante aún, busca desarrollo humano integral. Buscan formar emprendedores/as que transitan hacia relaciones de justicia y dignidad.
Que crean riqueza para que impacte a las personas y a la comunidad.
